¿POR QUÉ NOS CUESTA TANTO PONERLE LÍMITES AL AMOR? Parte 1



PARTE 1


La tarea de marcar límites en el amor suele producir malestar y sufrimiento porque se establece la lucha entre la razón y la emoción. Una parte de nosotros dice que sí quiere estar allí, totalmente y sin restricciones; y otra parte nos alerta sobre los peligros. Un pie en el acelerador y el otro en el freno, a la vez. Obviamente, el motor se recalienta y el organismo incrementa significativamente su nivel de estrés debido a una contradicción entre lo que me gustaría hacer y lo que debería hacer. La resolución satisfactoria de este conflicto dependerá de cómo nuestra mente procese la información. Si nos dejamos llevar por creencias y pensamientos negativos o disfuncionales, no podemos tomar las decisiones adecuadas para hacerles frente a los amores enfermizos.

A continuación se mencionan 4 grupos de pensamientos irracionales que nos impiden ponerle límites al amor:

1)Pensamientos idealizados sobre el amor
2)Pensamientos negativos frente a uno mismo
3)Pensamientos conformistas frente a los mandatos sociales
4)Pensamientos catastróficos frente al futuro


Estos pensamientos nos empujan a someternos a condiciones afectivas absurdas y dañinas, y otros nos inmovilizan, bloqueando nuestra posibilidad de escape y crecimiento.

1) Pensamientos idealizados sobre el amor:

Justifican lo inaceptable o lo peligroso, hacen que nos quedemos anclados en relaciones dañinas bajo una esperanza inútil y crean un choque con la realidad debido a la discrepancia que se genera entre el amor ideal y el amor real.

Son del tipo: “Si hay amor no necesitas nada más”, “El verdadero amor es incondicional” y “El amor es eterno”.

         *”Si hay amor no necesitas nada más”:

Esta creencia considera que el amor romántico basta para que una relación funcione adecuadamente. Si tu relación dependiera exclusivamente de la emoción pasional, quedaría sometida a los vaivenes naturales que tiene cualquier tipo de emoción. Reducir el amor al enamoramiento es un error. El amor también se piensa, y por eso tienes la opción de construir y de reinventar la convivencia con tu pareja. Para resolver los problemas de cualquier relación necesitamos, además de afecto, otras habilidades como la de resolución de conflictos, aprender a ajustar diferencias individuales, establecer alianzas y acuerdos amorosos....

El amor se siente, se piensa y se actúa.

 Ante una relación pésima tienes 2 posibilidades:

-Pensamiento realista (aunque duela): “nos queremos mucho, pero no podemos vivir juntos.”
-Pensamiento irracional (aunque produzca alivio): “somos totalmente distintos, el agua y el aceite, pero si hay amor, vale la pena intentarlo”.

Malas noticias: el amor interpersonal no puede juntar el agua y el aceite.

       *”El verdadero amor es incondicional”:

Lo que equivale a decir: "hagas lo que hagas, te amaré igual". Sin condiciones, en las buenas y en las malas, bajo cualquier circunstancia, en la infidelidad, en los golpes, en la explotación, en el desamor, en el rechazo, en la burla, en la indiferencia... ¿A quién se le ocurrió semejante disparate? ¿Es que en el amor de pareja no intervienen los derechos humanos?

No ser incondicional o ser condicional no significa alabar el egoísmo y la indiferencia, sino definir límites.

      *”El amor es eterno”:

Por desgracia para los soñadores, el enamoramiento o amor romántico es de tiempo limitado (más o menos de 2 a 3 años). El amor pasional, si no haces nada para mantenerlo activo, tiende a bajar, ésa es su dinámica natural. El único amor estable que puedo concebir es aquél que surge de los acuerdos, la amistad de la pareja y la afinidad en algunos intereses básicos.

Benjamin Franklin decía: “ten los ojos bien abiertos antes del matrimonio y medio cerrados después”.

El mito del amor eterno lleva implícita la idea de la certeza. Si ya me enamoré y soy correspondido, se acabó definitivamente la soledad y ya no habrá incertidumbre sobre mi futuro afectivo.

2) Pensamientos negativos frente a uno mismo:

      *Esquema de dependencia psicológica:

Las personas dependientes se acoplan rápidamente a aquéllas figuras que les despiertan la sensación de seguridad y protección.

 Los pensamientos negativos frente a uno mismo son del tipo: “soy débil”, “soy inútil”, “soy un ser indefenso”.

Entonces, la conclusión es: “necesito alguien más fuerte que yo en quien pueda confiar y que se haga cargo de mí”.

       *Esquema de dependencia emocional:

Estas personas no se sienten queribles y en consecuencia crean una marcada necesidad de ser amados. Les dominan 2 miedos básicos: el miedo a perder el amor del otro o a no ser correspondido, y el miedo a que si rompe la relación, nadie más las volverá a amar.

Los pensamientos negativos frente a uno mismo son de tipo: “existo por él o ella”, “no soy nada sin él o ella”, “no soy querible”, “no soy deseable”.

La conclusión es: “sin su amor, mi vida no tiene sentido, si mi pareja no me quiere, nadie lo hará”.

      *Esquema de idignidad esencial:

Es una variación del anterior. La persona no se siente digna de ser feliz, amor incluido. No por razones de atractivo o carencia de habilidades sociales, sino en esencia. Es quizá el peor de todos los esquemas. En lo profundo existe la creencia de que uno no es merecedor de consideración y respeto. La emoción base suele ser la depresión y la resignación voluntaria a sufrir: “Esta es la vida que me tocó”.

Estas personas se sienten menos que los demás. Dentro de este esquema el rechazo afectivo de la pareja y la violación de sus derechos se consideran casi que justificados. El abuso en la primara infancia suele estar relacionado con este esquema autodestructivo y su manifestación es la sumisión y la aceptación resignada de cualquier tipo de humillación.

Los pensamientos negativos frente a uno mismo son: “no soy merecedor”, “soy un fracaso”, “soy miserable”, “soy poca cosa”.

La conclusión es: “merezco sufrir porque no tengo dignidad, es natural que no me amen de la mejor manera”.

      *Esquema de sufrimiento por abandono:

Las personas que han sufrido abandonos afectivos reiterados durante su vida buscan afanosamente la estabilidad y la permanencia en las relaciones. El miedo a volver a sufrir un abandono hace que negocien con sus principios y adopten actitudes de sometimiento. Prefieren el sufrimiento de una mala relación al sufrimiento de la separación, aunque sea mejor y más adaptativo este último. En este esquema hay pesimismo e interpretación catastrófica al ver signos de abandono o desamor donde no los hay.

Los pensamientos negativos frente a uno mismo son: “a mí siempre me abandonarán”, “nunca podré tener una relación estable”, “soy un perdedor en el amor”, “yo soy responsable de que me abandonen”.

La conclusión es: “no soportaría sufrir otro abandono”.

      *Esquema de entrampamiento por culpa:

Se involucran demasiado con su pareja, aun a costa de su propia individualidad. Implica la creencia de que la pareja no podrá sobrevivir o ser feliz por sí sola y por tanto deben hacerse cargo de ella, pese a sentirse afectiva y psicológicamente asfixiadas/os o atrapadas/os. El miedo a que sus decisiones puedan llegar a herir a su pareja o el miedo a sentirse culpables, egoístas o malas les impide iniciar un proceso de independencia y liberación personal. Sienten lástima y angustia por el malestar de la persona a la que supuestamente aman. La manifestación del esquema es la subestimación del otro y la obsesión por tener todo bajo control.

Los pensamientos negativos frente a uno mismo son: “soy una mala persona”, “no soy lo suficientemente amable con mi pareja”, “soy egoísta”, “no me entrego lo suficiente”.

En conclusión: “no quiero ser una mala persona, egoísta, mala o indiferente con mi pareja, no importa el costo para mí”.

      *Esquema de comodidad/evitación:

La creencia de base es: “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Son tan cómodas que no soportan la frustración. A todo dicen que sí para evitar el estrés de la confrontación. El miedo al cambio y a sentirse forzadas a enfrentar una nueva situación las hace negociar con cualquier cosa. Prefieren las estrategias de evitación a las estrategias de resolución de problemas. Prefieren vivir mal a incomodarse para alcanzar una meta más saludable. La manifestación del esquema es la negación del problema, el autoengaño y la represión de recuerdos negativos.

Los pensamientos negativos frente a uno mismo son: “no soporto sufrir”, “soy demasiado vulnerable”, “no tengo tolerancia a la frustración”.

(Continua en  "Por qué nos cuesta tanto ponerle límites al amor? Parte 2")

Adaptado por Nerea Gomez, psicóloga sanitaria.

Basado en el libro "Los límites del amor" de Walter Riso


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